La idea surgió en el tren.
Cruzábamos los campos yermos de la Mancha, cuando observé un tronco sin vida que presidía la pradera… intenté copiarlo en mi cuaderno de esbozos.
Como pasa en todo viaje en tren, el sueño acecha en los momentos más inesperados y eso me ocurrió. Entre el sueño y la duermevela escuchaba un podcast sobre «Las voces del Diablo», mientras sostenía el lápiz con la mano… Y apareció este engendro.
Del papel surgió un ent de madera seca y carcomida, con rasgos animalescos. Un ojo profundo y negro que me miraba, unas fauces de ramas entreabiertas, largas y amenazantes, unos brazos cortos con innumerables extremidades. Pero lo más inquietante era ver cómo sus raíces salían de la tierra transformándose en fuertes garras afiladas que les permitía moverse…
Se aproximaba…
El terror me invadió cuando comprendí que aquel engendro, El Diablo, VIENE A POR MÍ.
Haciendo balance: fotografías más destacadas de este año 2020 que acaba de terminar.
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